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Por: Mela Velásquez, Gerente de Transición de Carrera LHH Colombia

Gerenciar la carrera profesional es un asunto de todos los días. Desde que inicia la primera reunión de trabajo en una semana cualquiera, estamos tomando decisiones que impactan nuestro futuro, nuestras oportunidades y nuestra marca personal: ¿cómo queremos ser percibidos, reconocidos y hacia dónde estamos enfocando nuestros esfuerzos y objetivos profesionales?

Los Altos Potenciales son el resultado de un esfuerzo consciente y continuo, de equilibrar conocimiento y habilidades técnicas, con destrezas de relacionamiento -networking- y habilidades de influencia, comunicación y movilización de ideas, personas y proyectos, sostenido en el pilar fundamental de una reputación y una ética intachable, con un propósito claro. Son personas que se destacan por sus ganas de impactar positivamente los espacios a los que pertenecen, ejerciendo un liderazgo carismático, y generando valor constantemente, mucho más allá de la descripción del cargo y la lista de responsabilidades que éste conlleva.

Teniendo esto en mente, ahora si pensemos en las entrevistas y los procesos de selección. En un contexto de transición de carrera, nuestros candidatos están inicialmente cuestionados sobre cuatro preguntas fundamentales: 

1.  ¿Quiénes son? desde su identidad profesional y personal. 

2. ¿En qué son expertos? 

3.  ¿Qué están buscando?

4.  ¿Cómo generan valor?  

Son cuatro preguntas sencillas de leer, retadoras de responder. Y para responderlas, primero hay que conocerse muy bien y entender en qué momento de vida están, cuáles son sus prioridades y qué es lo que realmente quieren conseguir en la vida. Con estas respuestas claras, se empieza a crear el discurso coherente y estratégico que acompaña al candidato en su proceso de fortalecimiento de marca personal, desde la cual se va a posicionar y va a demostrar que tiene la experiencia, el conocimiento, la pasión y la capacidad de generación de valor que una empresa está necesitando. 

Una entrevista para un Alto Potencial lo que busca finalmente es medir ese potencial, que va mucho más allá de su cargo. Por supuesto que esperan ver la capacidad para entregar resultados de acuerdo con la descripción del rol, pero esos resultados tácticos siempre van a estar encadenados a la visión y ejecución de la estrategia corporativa, a su habilidad de anticiparse a los cambios, entendiendo las tendencias del sector y de la industria; y demostrando su capacidad de liderar y movilizar en espacios y condiciones cambiantes, inciertas, ambiguas y complejas. 

Los métodos y estilos de entrevistas varían de empresa a empresa, pero siempre se van a encontrar con entrevistas tradicionales -pregunta / respuesta, y entrevistas por competencias, dónde los llevan a recrear experiencias del pasado que puedan aplicar y proyectar en situaciones actuales. Responder y preparar anticipadamente la entrevista a través de la metodología del SOAR -situación, obstáculo, acción, resultado-, le permite al candidato mantener una respuesta estratégica y conservar un hilo conductor, donde una y otra vez van a fortalecer y confirmar los pilares de su marca personal, desde donde se diferencian, generan y comunican su valor a toda su red, y en este caso, a los entrevistadores.

Los Altos potenciales se van formando desde un inicio. Además de las experiencias laborales que van a compartir en una entrevista, también hay elementos de su personalidad que se destacan inmediatamente: 

  1. La pasión: Un alto potencial es un apasionado por la vida. Usualmente son personas que encuentran un equilibrio en su vida personal y profesional, donde comparten los dos mundos y trabajan con disciplina y dedicación por cuidar ese balance. 
  2. La proactividad: Este grupo de personas no esperan a tener todo listo para actuar. Buscan y consiguen que las cosas pasen. No se conforman con excusas. Presentan soluciones, cambian e innovan constantemente y se atreven a tomar riesgos en función de lograr objetivos sostenibles a largo plazo en las organizaciones. 
  3. La capacidad de aprender, y de desaprender: Para un alto potencial, una gran habilidad es entender que hay aprendizajes que caducan, y que se puede reaprender constantemente, en función de mejorar, agilizar, flexibilizar y adaptarse a las nuevas circunstancias del mercado y de la cultura de las compañías y los equipos. 
  4. La empatía: Ya para el cierre del 2023 y ad portas del 2024, es mucho lo que se ha escrito de los nuevos estilos de liderazgo. La empatía es una herramienta que nace en el corazón y abre puertas de comunicación y conexión, que nos llevan a cultivar la compasión, la humildad y la seguridad en cada proceso de crecimiento y desarrollo personal y profesional. 
  5. El propósito: Esta palabra es tan grande o tan pequeña como la queramos ver. Hay personas que tienen claridad sobre su propósito de vida. Otros, que encuentran su propósito por un periodo de tiempo. Las dos valen. Usualmente, un alto potencial tiene claridad sobre cómo combinar su actividad laboral, en función de impactar y cumplir su propósito mayor, y cómo desde su día a día, construye y contribuye a crear un mundo más equilibrado, equitativo, inclusivo y mejor para él, su familia y su comunidad.


Ser un Alto Potencial es una decisión. Y esta decisión, se puede tomar en cualquier momento de la carrera. Lo importante es saber que una vez se toma esa decisión, inicia un compromiso a largo plazo de cuidar, sostener y aprender constantemente para seguir mejorando cada día y para que a través de nuestras acciones diarias, nuestra contribución y generación de valor se convierte en un regalo permanente para la sociedad.

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